El Papel del Educador Social con la Tercera Edad:Dependencia.
Son muchas las cuestiones que inquietan a los seres humanos cuando
entran en la etapa de la tercera edad,
que a veces es considerada como el fin de las oportunidades, provocando el
abandono del disfrute cotidiano y la lucha por los sueños aún sin lograr. El educador social juega una importante
labor actuando como dinamizador para estas personas, lo que nos lleva a
desarrollar el tema en el siguiente artículo.
Definición de educador
social
En primer lugar definiremos qué es un educador social, y se puede decir que es aquel profesional que
tiene la responsabilidad de desarrollar actividades de transformación social
e integrar o mantener a los sujetos
dentro de la rutina del ser humano, en este
caso a las personas de la tercera edad.
La influencia del
educador social
La influencia del educador social
se ha hecho sentir en Europa durante las últimas décadas, al punto que ha
requerido la profesionalización de esta labor que ha impactado en gran manera
dentro de la población de mayor edad.
Son muchas las estrategias utilizadas por estos profesionales que han
arrojado excelentes resultados en la población de la tercera edad, una de las más importantes, es que animan al paciente
a mantener su independencia y a participar en actividades con fines
pedagógicos, sociales y culturales.
La ilusión perdura a
través de los años
La función más destacada del educador
social es mantener viva a través de los años la ilusión de las personas
mayores, animándolas a continuar con el proyecto de vida e involucrando en
todo momento a los familiares.
Gracias a esta labor, el paciente se siente como una persona importante
dentro de su entorno social, contrariamente a verse como un enfermo y carga
pesada para sus parientes.
Los resultados dejan ver a una persona que expresa todo su potencial
creativo, físico, psicológico y social.
Responsabilidades del
educador social
Según las necesidades de la persona, el educador social será capaz de
diseñar un plan personalizado, con objetivos específicos y tareas a cumplir,
que serán sometidos a supervisión constante para verificar que las metas sean
alcanzadas.
En cuanto a determinadas patologías que pudieran presentar algunas
personas, el educador social creará
métodos y estrategias para poder controlar la
situación, que le permitan relacionarse
dentro de su entorno. Del mismo modo, mantendrá una relación directa con
otros profesionales que traten al adulto mayor (médicos, enfermeros,
psicólogos, etc.), para dar a conocer los resultados de dichas estrategias, así
como las necesidades presentes.
Está pendiente de la calidad de vida de las personas mayores,
teniendo en cuenta la asistencia médica, social, y sanitaria.
El control de su
propia vida
Las personas que son atendidas por el educador social, sienten que son dueñas de su vida, capaces de
colaborar activamente en su proceso y de mantener el control en cada etapa.
La autoestima es alimentada diariamente, a través de los resultados y el
cumplimiento de objetivos, además de la participación constante en actividades
lúdicas, sociales, educativas, y culturales.
En general, la persona mantiene en alto su confianza, sintiéndose como
un individuo capaz y productivo, y con mucho que ofrecer a la sociedad.
El educador social,
amigo incondicional
En términos generales, el educador
social propicia todas las
gestiones necesarias para dar respuesta a los mayores, en especial a aquellos
que reclaman su autonomía, lugar de residencia y rutina.
Impulsa dentro de la sociedad el respeto hacia las personas de la tercera edad, así como su
reconocimiento como individuos capaces de continuar participando en las
políticas sociales del país.
Fomenta el empleo creativo y la sana distracción en las personas de edad
avanzada, a fin de ocupar su tiempo, cubrir sus necesidades y sentirse útiles,
desarrollando en especial el autocuidado y las relaciones sociales.
Trabaja por la recuperación física y mental de los individuos mayores
que presentan patologías, a fin de mejorar su calidad de vida.
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